domingo, 13 de octubre de 2013

No dejemos que la sinarquía se apodere de nosotros

Hemos dicho que del sufrimiento no se escapa nadie. Ni aún suicidándose es posible escapar de los castigos con que el demiurgo amonesta a sus criaturas. Cuerpos y almas pertenecen al creador durante toda su vida y después de su muerte también. La única solución está en la liberación del Espíritu. Es esta la tarea más difícil e importante que puede acometer un hombre medianamente despierto. Decíamos que el demiurgo o creador necesita que los hombres permanezcan  dormidos para concretar su plan. Por lo tanto, cualquier hombre o libro que procure despertar y liberar a los Espíritus deberá ser eliminado. Por eso todo este saber, ha sido perseguido y tabú.
El demiurgo necesita que los hombres no despierten, para conducirlos como sonámbulos, a través de sucesivas reencarnaciones, a ese punto culminante de la evolución en que, cansados de tanto sufrimiento aceptan renunciar a su Yo Divino, a su Espíritu, para disolverse en su creador o demiurgo material.
No dejemos que el dios material nos atrape para fusionarnos con el y ser libres fuera de la cárcel material.

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