martes, 30 de septiembre de 2014

Reflexión: El ser humano


Hoy día los valores y fundamentos de una persona radican en “ser más”, ser más astuto, ser más ricos, ser más que el otro... El hombre tiene como frase para la vida “el pez grande se come al pez chico”. Vivimos en una época de competitividad, el fin justifica los medios, de tener más, de ser mejor que el otro, el hombre tiene tan metido, tan incrustado el ser algo o tener algo. Pero en el fondo solo es una victoria/derrota vacía, un desperdicio de tiempo. Olvida los pequeños detalles, se olvida de sí mismo, solo le importa el contorno, el fuera, el aparentar. Cambia el mirar un amanecer, por mirar un cacharro electrónico creado por mano esclava que convierte ricos a los más ricos, y pobres a los más pobres.
Estas personas viven con el temor de lo que diga la masa hipócrita, que dicen -pobrecitos los niños de África que se mueren de hambre-, mientras no tienen misericordia de los que tiene al lado, y después se queja de que esta gente no les ayuden y digan -que malas personas que no me ayudaron-, solo ven intereses. Muchas novelas de ciencia ficción hablan de robots que poblaran la Tierra, esos robots son humanos, el ser humano se olvida de los sentimientos, no saben lo que es realmente.

Está comprobado que las personas más felices son las que menos tienen, las que menos necesitan. Lo más triste es que la persona occidental, la persona que vive con las grandes tecnologías y demás diga que esa gente es de otro mundo, cuando los que dicen estas afirmaciones son verdaderos robots prefabricados. Nadie sabe que es la vida, que es un instante de paz, solo saben juzgar, trabajar, comer, mirar la televisión... La felicidad ¿qué es?, no lo saben, rara vez ha sido experimentado por las personas, es algo extraño. La verdadera felicidad, pocos la han experimentado. Cuando le preguntan a una persona qué es la felicidad, piensa en cantidad, en espacio llena, piensan en materia, cuando la felicidad está más allás del plano material.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 ¡Hermanos!, regocijémonos de tener a unos políticos tan bondadosos y una sociedad tan implicada en la cruzada contra un virus que ha vuelto...